La Pluma Abominable

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El domingo con la abuela

Textos: Pilar Fernández
Ilustración: Julia Reyes (@julitareyes)

Llegar el domingo temprano a casa de la abuela, antes de que llegaran todos los tíos y primos, era maravilloso. Te invitaba a ir con ella al panteón. Salíamos a las 11 en punto. El chofer Adalberto, mi abuela - que era viejita y yo creo que nunca había manejado, y tres o cuatro de nosotros.

La primera parada era ir a ver a la Tía Emma, su hermana, para dejarle comida. La tía tenía un perico que bailaba El jarabe tapatío y era parlanchín. Nos hacía reír mucho. A los quince minutos de haber llegado, salíamos hacia el panteón. Al llegar, ya la estaba esperando la marchanta de las flores, con agapantos azules y statis blancos y Pedro, el muchacho de la bicicleta que llevaba las flores a la tumba.

Dejaban que entráramos en carro, porque la abuela no caminaba bien. Adalberto se estacionaba frente a la tumba y empezaba a sacar cubetas, esponjas, cepillos, jergas y jabón. La abuela se sentaba en la esquina de una tumba y desde ahí dirigía la limpieza - que por supuesto terminaba en guerra de agua, y nos contaba historias de los habitantes del "condominio" familiar, que generalmente eran divertidas. Si gritábamos mucho, nos decía que nos calláramos porque el abuelo iba a regañarnos. Antes de irnos, una prima más grande se asomaba por los floreros y gritaba "¡Abuelo, te queremos!".

Una parada más antes de la comida: el Mercado de San Juan. Llegábamos directo con el de las frutas. La abuela le pedía su chaise longue. Él le sacaba un huacal y ahí se sentaba mi abuela. Nos tocaba siempre un cacho de mango, unos gajos de mandarina y por supuesto chicharrón, que nos regalaban.

Llegábamos a las 2 de la tarde a su casa. Los más felices. El mejor domingo: el domingo con la abuela.

Pilar Fernández imagina y cuenta historias. Le gusta más grabarlos con su voz que escribirlos, pero la convencimos de que nos prestara éste para La pluma abominable.

Julia Reyes Retana es arquitecta, aunque nunca se ha dedicado a la arquitectura. Tiene un taller y marca de costura “Chocochips Costura de Estación” dedicado a la producción de objetos textiles y a la impartición de cursos de costura y técnicas textiles. Dibuja desde que tiene memoria y la ilustración es la base de la que germinan todos sus proyectos, dibujos que se transforman en cosas. Actualmente dibuja todos los días y a todas horas.

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