Los divinos
Textos: Angélica Creixell (@angecreixell)
Ilustraciones: Julia Reyes Retana (@julitareyes)
“Me asalta la sospecha que en el fondo Muñeco sólo sea la suma potenciada de todos nosotros. Los monicongos son dos, y el más chiquitito se parece a vos. Se parece a ti, y a ti, y a ti, y en el fondo es idéntico a mí. En Muñeco podríamos mirarnos como en un espejo, uno de esos de feria, que te distorsionan hasta la monstruosidad, sin que dejes de ser tú mismo el que asoma.”
Cuando entré a la librería, estaba decidida a comprar una novela de Laura Restrepo. Seguí el consejo de la vendedora y, muy emocionada, salí con “Los Divinos”. Poco sabía yo de la novela tan terrible y estupendamente escrita que tenía entre mis manos. Después de leer las primeras 20 páginas, disfruté, en cada párrafo, lo refrescante que es el español colombiano. Restrepo hace magia con la forma en la que utiliza el lenguaje. Su narrativa, a pesar de no ser lineal, fluye de tal forma que el lector se olvida de estar leyendo y se transporta a una noche de copas entre amigos escuchando una historia.
El uso de apodos (Muñeco alias Kent, Kento, Mi-Lindo, Dolly Boy, Chucky) y no de los nombres reales, forja una relación íntima entre los personajes y el lector. Incluso el narrador, El Hobbit, miembro de la banda Tutti Frutti, nutre esta relación porque utiliza distintos apodos cuando cuenta los acontecimientos de cada uno de los personajes, y con cada apodo exhibe el estado de ánimo y la perversidad de los mismos. La novela es un recuento ficticio de un bildungsroman que nunca culmina, donde los personajes no crecen, no aprenden a dominar a sus monstruos internos y cometen un crimen terrible.
La historia y el punto de vista de la novela se da a través de El Hobbit, el personaje principal con un rol secundario en la serie de eventos que se desencadenan. Él es un ser triste que no acaba de entender por qué sigue siendo amigo de su banda del colegio, y menos ahora que se desata la violencia y oscuridad que existe dentro de cada uno. En medio de su depresión, descrita en imágenes mientras come pizza y juega Angry Birds, relata la historia de una manera extraordinaria. Por medio de llamadas borrachas a media noche, recuerdos de las hazañas hechas por la banda en épocas del colegio y jugadas de póker más recientes, Restrepo domina una voz plenamente masculina que eriza las venas de los lectores de principio a fin.
La historia en sí es atroz. No hay palabras para describir lo que sentí cuando leí el crimen, quería leer con los ojos cerrados e imaginar que no pasó, que fue ficción. Sin embargo, logré terminar. Quizás por una curiosidad morbosa o un deseo profundo de conocer las consecuencias de esos actos tan terribles - supongo que muchos lectores acaban por razones similares. Aunque el lenguaje y contexto es colombiano, la narrativa es universal. Restrepo rompe fronteras sacando a la luz a aquellos monstruos incontrolables que habitan dentro de las personas, y de noche, salen como jauría para cazar a los seres más vulnerables.
Angélica Creixell estudió economía en el ITAM y es Maestra en Administación Pública por la Univerisdad de Columbia. Le fascina leer ficción y es co-autora de The Map of Fiction by Women, un blog que busca promover novelas escritas por mujeres de todo el mundo a través de reseñas y datos sobre la situación de las mujeres en cada país.
Este texto es la primera colaboración entre La pluma abominable y The Map of Fiction by Women. Pueden seguirlas en @mapoffiction y en @fictionbywomenmap