Mientras escribo este texto el mundo está inundado de eventos deportivos. Algunos que recién terminaron como Wimbledon, la Copa América o la Euro Copa. Otros que apenas inician, como la Copa Oro. Otros que están en vivo, como los Juegos Olímpicos o la Liga BBVA Mx Femenil. Todos con sus aficiones emocionadas de la reanudación de torneos que por la pandemia se tuvieron que cancelar una y otra vez y de poder ver a grandes deportistas que nos asombran una y otra vez con su constancia y talento.

Mi linaje me conecta a muchas Cármenes. En primera instancia con mi madre, Maricarmen y de su lado, una bisabuela, una tía abuela, y una tía. Carmen, Carmina y Maricarmen, respectivamente. Del lado paterno, una tía abuela, dos tías y una prima. Luz de Carmen, Lucero, Maricarmen y Luchi. Yo, por azares del destino, me convertí en Pame, pero al igual que todas ellas, llevo impreso el Carmen y por si fuera poco, el escapulario carmelita anuda ambas familias poblanas.

Yo tenía 23 años cuando pasó. Martín, algunos cuantos más. Nos habíamos conocido un par de años atrás en un viaje al norte de Argentina, cuando yo todavía era virgen y amaba la idea de amar. Lo único que deseaba en ese entonces era construir diferencia y Martín era un distinto.

No hubo clóset del cual salir. No viví ese conflicto interno al que muchas personas se enfrentan cuando se dan cuenta o le hacen saber a las demás que tienen una orientación sexual o afectiva, o una identidad de género, que no va con la norma. En parte por la edad a la que sucedió.

Las palabras perforan nuestros límites, por más resistentes que estos sean, y anidan dentro de nosotras. En Frontera Interior, Astrid López Méndez explora las grietas que se forman cuando apostamos por el lenguaje, y las astillas brillosas que quedan en el suelo.

Este texto es quizás una de las razones de existir de este blog, el cual surgió justamente de una discusión en la que, en un grupo de WhatsApp, señalé junto con otras compañeras por qué los comentarios sobre cómo se había hecho la publicidad de un producto eran racismo y no “hate”.

Hombres bailando. Así arranca la primera escena de Hermosa Venganza (A Promising Young Woman, 2020, dirección de Emerald Fennell). La canción Boys de Charli XCX acompaña el montaje de señores de varias edades en plena fiesta.

“¿Por qué insistimos?”, escribí en un rincón de mis paredes con gis azul. Hoy las plantas me respondieron con toda su fragilidad expuesta, como una herida que deja correr todo para después sanar.

Las olas son ondas que se desplazan a través de la superficie de cuerpos de agua.

Esta película utiliza como punto de convergencia un incidente real donde miles de cadáveres de cerdos aparecieron flotando en el río Huangpu en Shanghai…

Cuando ha existido alguien que te mira como quieres ser mirada, es pavoroso darte cuenta de la invisibilidad. Lo mismo sucede en su opuesto contrario…

Nunca tuve la certeza, el acérrimo deseo, de querer ser madre. Si bien tampoco anulaba definitivamente la idea de tener hijos, ésta se me presentaba como un paisaje desconocido…

Nunca he tenido una credencial del INE…

Marisela Escobedo vivía en Ciudad Juárez. Fue una enfermera, empresaria, activista y madre que hizo todo lo posible para exigir justicia por el feminicidio de su hija Rubí…

Desde hace un par de años, nuestras amigas de Libros Before Tipos (joya de nombre, sí o no), nos han invitado a leer junto con ellas durante lo que en México se conoce como el Maratón Guadalupe Reyes…

Chichis. Tetas. Senos. Lolas. Mamas. Pechugas. Melones. Boobies. Domingas. Teleras. Pechos. Llámalas como quieras, es la primera protuberancia que entra por la puerta seguida del resto de nuestro ser…

No sé qué tanto se necesita haber parido y ser mamá para saber que ese momento en que una personita transita de adentro hacia afuera del cuerpo…

¿Cuántas de ustedes han pensando en el fin del mundo en estos meses?, ¿es el fin del mundo?, ¿de un mundo?, ¿de qué mundo?

Elena Garro nos sitúa en un contexto histórico posterior a la Revolución, aquella que arrastró conflictos religiosos y políticos por muchos años más que la guerra misma…